¿QUE OCURRIRÁ TRAS
ESTA ETAPA DE CONFINAMIENTO?
La situación de incertidumbre en que
nos encontramos debido a esta pandemia por coronavirus no es buena para nada,
y además de los efectos económicos y sociales que pueda tener, el
confinamiento puede dar lugar a la aparición de una serie de problemas
patológicos importantes.
El
encierro y la alteración de las actividades diarias, suponen un riesgo
importante de presentación de enfermedades asociadas a las situaciones de
estrés y ansiedad que estamos viviendo, y cada grupo de edad va a verse
perjudicado de diferente forma.
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Fundamentalmente yo considero algunos
aspectos que pueden verse afectados. Por una parte alteraciones psicológicas
con la aparición de problemas de ansiedad, depresión o incluso agresividad,
que pueden afectar a grupos habitualmente poco castigados por este tipo de
enfermedades como son los niños y adolescentes; además y ligado a la
situación de estrés continuado, afectación del sistema inmunitario, con
disminución de las defensas y favorecedor de la aparición de infecciones;
agravación o aparición de problemas cardiovasculares; y por último
desordenes de la esfera digestiva, como problemas gástricos como gastritis
o úlceras agravados por la situación de estrés mantenido que además puede
favorecer su aparición y trastornos
intestinales como la presentación de diarreas, estreñimiento o
irritabilidad del colon.
Aunque todo ello es muy importante, sobre todo para
la persona que se ve afectada, a mí particularmente lo que más me preocupa
es como puede influir en la salud mental de nuestros niños y jóvenes.
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Hay
que procurar evitar su aparición, y en este sentido me han parecido muy
interesantes los consejos que ofrece
el Colegio Oficial de Psicología de Cataluña en su publicación “RECOMENDACIONES
DE GESTIÓN PSICOLÓGICA DURANTE CUARENTENAS POR ENFERMEDADES INFECCIOSAS”.
No obstante he de decir, y realmente a mi es lo que
más me preocupa, que esta situación
en el caso de que aparezcan este
tipo de problemas puede conducir a un incremento mucho mayor si cabe del consumo de
psicótropos, consumo ya de por si muy importante y a mi entender exagerado,
con los riesgos que ello conlleva.
Lo que es peor, incluir a un número importante de
niños y jóvenes en estas cifras, y en este grupo de edad los problemas que
pueden surgir en el curso del tratamiento farmacológico son muchísimo
mayores. Algunos me llamarán alarmista, pero es lo que hay.
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Consumo
de antidepresivos en España.
Fuente:
AEMPS
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Según
el informe “La
sanidad española en cifras”, el consumo de antidepresivos aumentó un 14,73%
en el periodo de 2012 a 2016, y en la actualidad somos el décimo país en el ranking de
consumo de estos fármacos, siendo nuestra comunidad (Asturias), la que
mantiene un consumo mas elevado. También según ese mismo informe y durante el
periodo referido, hemos incrementado el consumo de hipnóticos y sedantes en
un 9,37%.
Si
nos centramos en los países europeos, en el periodo 2000-2015 ocupamos el
tercer lugar en el consumo de ansiolíticos (es un 78% mayor que el consumo
medio europeo), el séptimo en el de
hipnóticos y sedantes y el décimo como
decíamos en el de antidepresivos, menos mal que aquí el sol viene un poco en
nuestro auxilio. Vamos, para sentirnos orgullosos, en el primer caso entramos
en el podio.
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Lo preocupante no es ya el consumo por parte la
población adulta, que como no, tiene sus problemas, sino el que puedan
administrarse a grupos de edad mucho menores y eso si que debe hacernos
pensar.
Según el trabajo publicado en el British Medical
Journal en 2016 “Suicidio
y agresión durante el tratamiento antidepresivo: revisión sistemática y
metanálisis basados en informes de estudios clínicos”, en niños y
adolescentes el riesgo de conductas suicidas y agresión relacionados con el
tratamiento antidepresivo se duplicó. Uds. Me dirán si es o no para
preocuparse.
En 2004 la FDA americana, advirtió del peligro del
uso de antidepresivos en niños y adolescentes, y en los últimos años,
incluye una advertencia en los prospectos de los medicamentos
antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
alertando de estos riesgos y desaconsejando su uso e estos grupos de edad.
En 2018, publica una nota informativa “Suicidio
en niños y adolescentes tratados con medicamentos antidepresivos”
advirtiendo del riesgo.
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No
obstante y a pesar de estas advertencias, este uso ha aumentado en algunos países
occidentales como muestra un estudio publicado en 2016 en la revista European
Neuropsychopharmacology por investigadores de distintos países
europeos.
Este
riesgo que también existe en los adultos sobre todo al inicio de los
tratamientos, es mucho mas manifiesto en niños como muestran diferentes
estudios.
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¿Y
qué hacer ante esta tesitura?. Cuando mis pacientes me preguntan mi opinión
sobre algún asunto, lo que a mí se me ocurre y creo que es lo más honesto, es
exponer que haría yo en esa circunstancia.
En
primer lugar y creo que está claro con mi exposición, es no ir directamente a
buscar el fármaco, hay otras alternativas, eso sí, mi consejo en estos casos
es siempre buscar la ayuda de un profesional, bien sea médico, psicólogo o
ambos.
El
primer enfoque y con carácter preventivo, lo que debemos hacer ahora y antes
de llegar a encontrarnos este estado es cuidar la alimentación.
La dieta mediterránea puede ayudarnos a
prevenir la aparición de la depresión, eso se desprende de un buen número de
artículos, algunos publicados en la revista BMC medicine como “Diet,
a new target to prevent depression?” publicado por investigadores españoles
u otro mas reciente de investigadores australianos en la misma revista “A
randomised controlled trial of dietary improvement for adults with major
depression (the ‘SMILES’ trial)”.
Los
efectos de algunos alientos sobre la depresión ya eran conocidos, pero lo mas
interesante que establecen estos investigadores es el patrón dietético.
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Como
normas generales en estos momentos es importante hacer un aporte adecuado
de ácidos grasos omega 3 (salmón y los pescados azules) evitando el aporte
de grasas trans o hidrogenadas (comida rápida, preparados comerciales de
panadería, margarinas, etc.); de polifenoles como los del aceite de oliva
virgen; de frutas, verduras y legumbres; de cereales preferiblemente
integrales (ya que las vitaminas del grupo B son muy importantes en los
problemas relacionados con el sistema nervioso), de frutos secos (por su
contenido en magnesio); de huevos y carnes con poca grasa. Evitar o al
menos reducir la ingesta de dulces, cereales refinados, frituras, bebidas
azucaradas y alimentos procesados.
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¿Beber?
Con moderación, una copa de vino a las comidas.
¿Ejercicio?
Lo tenemos difícil, aunque se recomienda ya que esta claramente relacionado
con una buena salud mental. Hay muchos videos en youtube donde podemos encontrar ayuda para hacerlo.
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¿Con
respecto al tratamiento? Ya lo he comentado antes, es preferible comenzar
con un tratamiento psicológico o un tratamiento con medicina integrativa,
donde la Fitoterapia y los
suplementos pueden ser una alternativa muy efectiva en vez del fármaco,
para tratar ese problema. Como también he dicho anteriormente, para
afrontar el problema es siempre preferible requerir la ayuda de un
profesional.
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