FITOTERAPIA
Contra cada padecimiento crece una planta.
Paracelso. (S. XVI)
La Fitoterapia
consiste en la utilización de las plantas medicinales para prevenir y curar
enfermedades. Es una orientación terapéutica que se inscribe dentro de lo que
se conoce como Naturismo Medico (junto con la Hidroterapia, Nutriterapia, etc.).
El
uso inicial de la
Fitoterapia está basado en la transmisión de una serie de
conocimientos tradicionalmente empíricos, pero durante los últimos años hemos
asistido a un importante desarrollo en cuanto a los conocimientos acerca de
la planta medicinal, con la aparición de nuevas formas galénicas
(nebulizados, extractos secos, SCAPT, etc.) que nos permiten a la hora de
utilizar una planta medicinal, conocer la
cantidad de principios activos que estamos empleando, lo que nos ayuda
a ser más precisos en el tratamiento y conseguir unos resultados óptimos,
fiables y reproducibles.
Desde
el punto de vista de la
Fitoterapia, cada planta, por la multiplicidad de sus
componentes, va a ejercer una acción fisiológica que puede compararse a la
suma de varios vectores. En toda la planta, junto con el principio activo
principal, van a coexistir una serie de substancias (otros principios
activos) capaces de modular la actividad o el efecto de ese principio
activo principal sobre el que va a girar la acción que buscamos al utilizar
esa planta.
Diferentes
estudios científicos nos muestran la acción sinérgica de estos principios
activos en la planta, determinando la importancia de la totalidad frente a
los principios aislados.
La
acción terapéutica no va a ser una acción puramente farmacológica sobre una
determinada diana, sino que va a considerarse como el resultado de la
interacción entre dos organismos vivos, la planta por una parte y el organismo
humano como receptor por otra.
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Calendula officinalis L.
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La
importancia de la fitoterapia en la práctica médica, se pone de manifiesto en
que a pesar de todas las vicisitudes, muchos medicamentos a base de plantas,
han ocupado y ocupan un lugar destacado en el Vademécum de prescripción
terapéutica.
Consideraciones
históricas
El empleo de las plantas con
fines medicinales es tan antiguo como el hombre mismo, transmitiéndose durante generaciones por diversos medios
una serie de conocimientos que han
llegado hasta nuestros días.
Esto nos ha permitido
diferenciar entre plantas tóxicas, comestibles y medicinales, conocimiento
que aun hoy el hombre en zonas rurales mantiene ya que es un tema importante
para su economía, fundamentalmente en lo que se refiere a plantas toxicas en
una economía ganadera.
Los remedios utilizados por las
antiguas civilizaciones proceden básicamente del reino vegetal, y en
ocasiones han llegado a nuestros días como parte fundamental de su arsenal terapéutico,
como ocurre con la
Medicina China, la Medicina Ayurvédica
(India) o la Medicina Tibetana,
con plena vigencia en estos países. En ocasiones incluso han aportado plantas
cuyos principios activos han sido muy importantes en el desarrollo de medicamentos,
pudiendo citar así la efedra (Ephedra
sinica) de la que se extrae la efedrina (un
alcaloide con acción entre otras broncodilatadora) en el caso de Medicina
China o la rauwolfia (Rauwolfia
serpentina), que también proporciona alcaloides con efecto hipotensor, en el
caso de la Medicina Ayurvédica.
En lo que se refiere a los
antecedentes de “nuestra” medicina, las primeras Farmacopeas (tratados donde
se recogen los medicamentos que se usan y la forma de hacerlo entre otros
aspectos) aparecen en Asia Menor con los Sumerios y
Babilonios hace unos 6000 años (4000 a.C.)
En este breve paseo por la
historia de la
Fitoterapia, debemos hablar de Hipócrates, nacido en la
isla de Cos y considerado "Padre de la Medicina", que
escribe el Corpus Hippocraticum del cual la parte
más importante esta consagrada al tratamiento de las enfermedades por los
remedios vegetales, junto con regímenes a base de frutas y verduras, y baños
de esencias aromáticas y balsámicas (es el nacimiento del Naturismo médico).
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Figura fundamental que ha
llegado a nuestros días es Dioscórides, médico
griego que en el S. I d.C. escribe la “De Materia Médica”, un clásico
dentro del estudio de las Plantas Medicinales, que alcanzó una amplia
difusión durante la
Edad Media y el Renacimiento.
En esa época, la Medicina, la farmacia
y la Botánica,
permanecían muy unidas.
En Roma, Galeno (S. II d.C.)
considera la obra de Dioscórides como fuente
primordial para el conocimiento de las drogas, y en sus obras sobre
medicamentos lo cita continuamente.
En el s. XVI, no
podemos olvidar la figura de Paracelso, médico
suizo considerado como el padre de la Farmacoquímica,
que hace extracciones de los vegetales, buscando lo que el llamaba quinta
esencia, una fuerza invisible que daría vitalidad a las plantas y a los
principios químicos, lo que supone la primera noción del principio activo.
Aunque la idea de
que las plantas, y otros elementos utilizados en terapéutica como los
remedios animales y minerales contienen o manifiestan una serie de signos
que permiten conocer sus virtudes es muy antigua, es algo que también se
atribuye a Paracelso.
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Según
esta teoría, cada mal corresponde en la naturaleza a un remedio diferente
marcado con un distintivo para que el hombre pueda reconocerlo; se basada en
la creencia de que el aspecto y el color de cada planta, indicarían sus
propiedades medicinales. Así la pulmonaria, cuyas hojas presentan manchas que
remedarían el tejido del pulmón, sería un buen remedio para las afecciones
pulmonares; la hepática que tiene tres lóbulos, se indicaría en las
afecciones hepáticas (de ahí su nombre), o la cirigueña
o celidonia que contiene un látex amarillo, se utilizaría para los problemas
biliares y de vesícula.. Esto que en algunos casos
puede coincidir, en la mayoría de ellos, no guarda ninguna relación.
Con
la aparición de la imprenta, todos los conocimientos que la humanidad habia adquirido, pudieron divulgarse, y entre ellos todo
lo relativo a las plantas medicinales. Se publica el Dioscórides,
del cual en España se hacen dos ediciones, y aunque la primera es la de Nebrija, la mas conocida es la de Laguna, medico de la corte de Carlos
I y Felipe II, que es la segunda que
se publica.
El
siglo XIX es el inicio de la era científica. Aparecen nuevas drogas en
Europa, procedentes de las plantas llegadas de América: Cinchona,
Ipeca, Coca.
En
esta época, se descubren los primeros principios activos de las plantas los
ALCALOIDES: del Opio (morfina, codeína, heroína) de la cinchona
(quinina), de la belladona (atropina), del té (teofilina),
etc. También los primeros heterosidos: salicina
(sauce), digitalina (D.purpurea).
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En
el S. XX, con el desarrollo de los fármacos de síntesis, la fitoterapia queda
relegada a un segundo plano, desechándose en un primer momento por la
medicina oficial, pero un gran número de médicos, sobre todo en Francia y
Alemania, no se dan por vencidos y continúan empleando las plantas
medicinales en su quehacer diario, y enseñándola en algunas Universidades.
Entre
ellos podemos destacar la labor del Dr. Leon Binet, profesor de fisiología y decano de la Facultad de Medicina de
París; el Dr. Henri Leclerc autor de numerosas
obras y que popularizo el termino “Fitoterapia”; mi maestro el Dr. Jacques Pellecuer, profesor de Farmacognosia
de la Facultad
de Farmacia de la
Universidad de Montpellier, e
impulsor del primer Diploma Europeo de Fitoterapia para profesionales de la
salud, que se realizó en Europa; mis profesores en esa universidad el Dr.
Jean Valnet, y el Dr. Paul
Belaiche, autores clásicos todos ellos en lo que se
refiere al estudio de la
Fitoterapia médica.
También la de mi buen amigo el
Dr. Richard Pinto, farmacéutico, entusiasta profesor y divulgador, gran
impulsor de la
Fitoterapia y la Homeopatía en el Languedoc.
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